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domingo, 20 de noviembre de 2011

Síndrome de los colombianos españoletes

Recuerdo que estando en la universidad, algún día llegó un profesor que había estado estudiando en España los últimos años y se devolvía para Colombia. Llegó hablando con ese acento tan típico de los que han pasado muchos años en la Madre Patria: la S como Z, los tiempos verbales en pasado “he comido” en vez de “comí”, la manía de quitarle el artículo a los lugares “he ido a casa” en vez de “fui a LA casa” etc., con lo cual imaginábamos que había pasado muchos años fuera.

Cuál no sería la sorpresa cuando nos dimos cuenta que habían sido unos dos o tres años nada más. Esto me daba mucha risa porque claro, pasas veinte años de tu vida en un lugar y adquieres unas ciertas costumbres, luego vas a otro que consideras mejor, pasas unos cuantos años y de repente eres uno de ellos. A este fenómeno lo bautizamos como “síndrome de los españoletes”.

Cuando era más pequeña alcancé a conocer a muchas personas que sufrieron este síndrome, personas que vinieron a trabajar de obreros, mucamas u otro tipo de trabajos de servicio y regresaron relativamente acomodados en dinero (bueno, de esto hace unos ocho o diez años) y con costumbres españolas… y hablado españolete (e igualmente sólo estuvieron unos cuantos años).

En la universidad conocí otros tantos que iban por unos cuantos años (incluso uno que fue seis meses) y ya querían creerse más españoles que los mismos españoles. Esto lo noté más que todo en los académicos que dicen “mezclarse con la cultura”.

Ahora bien, eso fue allá, donde me daba mucha risa porque escucharlos hablar era asistir a una mini comedia en vivo. A algunas personas les parecía muy “interesante” porque eso denotaba que si había vivido por fuera de Colombia, a otros (la gran mayoría) simplemente les daba risa esa forma de cambiar el acento y, peor aún, usarlo donde saben que no se usa.

Aquí, sin embargo, me ha pasado al revés. He conocido varios colombianos que con unos meses aquí, hablan peor que los españoles. En este punto tengo que ser específica y dejar de lado a las personas que vinieron aquí de pequeñas y se criaron aquí, ellos ya son españoles (por nacionalidad o por crianza) y es lógico que hablen así, incluso no se les nota que son colombianos.

Los otros colombianos a los que me refiero, son aquellos que sin importar la condición en la que se encuentren aquí (y con relativamente poco tiempo de estadía), deciden que la mejor forma de “integrarse” en la sociedad es dejando de lado sus raíces y “empezando a hablar y a ser como uno de ellos”.

No digo que no haya que acostumbrarse a la cultura y forma de vida aquí. Si tu vas a otro lugar, eres tu quien se adapta a sus costumbres, no ellas a ti. Sin embargo, eso no tiene por qué significar que tú debes dejar de lado tus costumbres en pro de las del país “anfitrión”.

En Colombia me pasaba más o menos lo mismo. Yo soy de Barranquilla pero me criaron en Medellín, sin embargo, no hablo ni paisa ni costeño, hablo una mezcla extraña de ambas, palabras costeñas con acento medio apaisado y palabras paisas con acento medio costeño. Mis papás llevan años en Medellín y no han variado su forma de hablar o de ser para “encajar” con los paisas. Conservamos algunas costumbres costeñas y también adoptamos algunas otras paisas, pero nunca negamos ni de dónde venimos ni mucho menos nos avergonzamos de ello.

Me explico, llevo dos meses aquí y he tenido que variar ciertos hábitos para poder ir con la sociedad. He tenido que aprender nuevo vocabulario, he tenido que aprender a comer ciertas cosas que son diferentes y que nunca había comido, he tenido que aprender a manejar un nuevo ritmo de vida (por ejemplo, la pausa en la hora de la siesta) etc. Eso hace parte de mi nueva vida y ya me acostumbré. Pero no por eso voy a dejar de usar mis palabras, mis costumbres, mis comidas o mis pensamientos cuando considere que no van en contra o atentan con el espacio que me rodea.

Yo no necesito hablar en pasado “Esta mañana he comido un jamón que estaba de puta madre” o decir “es que flipé con esa película” para expresar que “esta mañana comí un jamón muy bueno” o decir “esa película me encantó”. Ambos significan lo mismo y yo uso el mío porque sé que la gente entiende cuando lo digo y porque ellos saben que yo no soy de aquí y no tengo por qué usar sus expresiones.

Ahora bien, los colombianos españoletes sí lo hacen. Es demasiado gracioso (aunque luego de un tiempo, insoportable) escuchar que te presentan a un colombiano (incluso no necesito que me digan de dónde es porque les reconozco el acento de una) y te saludan “Mira, yo llevo ya dos años en España, me la he pasado de coña aquí” o “mira, el coche me lo he comprado porque eso de usar el subte me carga” y otras expresiones que he oído y me dan ganas de reir… o llorar…

Un día, cuando le conté a un amigo español sobre este fenómeno, él me dijo que quizás era la forma como ellos sentían que podían comunicarse mejor con los españoles. Yo le dije que me sonaba muy raro (empezando que ni me salía natural) decir que “He dezcubierto que la g(hh)ente zuena raro hablando ezpañol” (z-s, g pronunciada casi gutural) y casi se muere de la risa. Me dijo que sonaba a español falso y que de una sabía que yo no era de aquí, le dije que exactamente así sonaban para mí y luego cuando escuchó a otro colombiano que habla españolete lo entendió y me dijo: Tienes toda la razón, suena demasiado falso y pretencioso.

Ahora, también he descubierto que ser extranjero tiene sus ventajas: eres exótico y eso puede ser un buen iniciador de conversaciones (es especial con esta gente que es un poco dura para hablar). En clase de fonética, por ejemplo, me he divertido mucho cuando grabamos vocales y las analizamos. Las mías nunca están en el patrón de los sonidos del español ibérico, sino que siempre están en rangos diferentes. Esto ha dado pie a varias conversaciones y debates, lo cual no sólo rompe el hielo, sino que permite integrarme en la sociedad sin necesidad de cambiar mi esencia, al contrario, aportando más de mi cultura.

Hablando con amigas latinas me dicen que en sus países también existe este fenómeno, pero casi siempre lo sufren personas o ignorantes (incluso iletradas) o personas con estudios pero emocionalmente inmaduras, que tienen poca o nula vida social y que lo hacen con el fin de justificarse o sentirse superiores una vez regresan.

Hablando también con mis compañeros españoles, ellos dicen que les es muy agradable escuchar a los latinos (algunos me dicen que en particular a los colombianos) porque hablan como cantando y las palabras nos fluyen fácilmente. Les gusta esa forma de expresarnos porque parece que siempre estuviéramos alegres y eso se contagia.

También les gusta mucho ciertas palabras que usamos (chévere, nota, bacano, hágale pues) aunque yo siempre les aclaro que yo no uso palabras de una región, sino de varias partes del país, puesto que mi familia es una amalgama de regiones y dialectos y yo ya no diferencio cuál es de dónde.

También he conocido colombianos que llevan aquí 10 o 15 años y no se les ha pegado el síndrome “españolete”. En Pamplona conocí dos muchachas que llevan más de una década allí y siguen hablando con su acento paisa. En ese momento estaba con mi director de tesis que es búlgaro pero vive en Inglaterra, y entiende un poco español, y se quedó escuchando nuestra conversación y encantado porque “es que los colombianos hablan muy bueno”.

Creo que lo que en realidad quiero decir es que no quiero perder ese pedacito de alegría colombiana que llevamos y que nos hace tan especiales en el mundo. Es extraño que se me hayan despertado esas ganas de querer preservar lo mío, mis costumbres y mis tradiciones, pero más que para evitar contagiarme o para imponerlas, este viaje lo veo como la oportunidad de tener un intercambio cultural de verdad, aprender de los demás y enseñar lo que yo traigo y lo soy. Esa es la idea de la unión europea ¿no?, y aunque mi país no sea de esta región, me gusta esa idea de colaboración y preservación al mismo tiempo. Al parecer me dio por ser embajadora de Colombia frente al mundo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Y ahora, ¿Qué es lo que estudias? ¿Procesamiento de qué?

Cuando estudiaba traducción y la gente me preguntaba qué estudiaba, al responderles tenía la sensación que no comprendían y quedaban con cara de interrogante. Es decir, si dices “estudio medicina” todos empiezan a hablar del sistema de salud, si dices que estudias “derecho” todos saben que hablamos de abogados y política. Cuando estudias traducción, a veces te desesperas porque todos creen que eres intérprete y claro, puede llegar a ser cansón hacer el mapa de tu carrera cada vez que alguien te pregunta.

Pensaba que algún día iba a especializarme en algo más "común" para que la gente supiera lo que hago y no tuviera que inventarme miles de ejemplos para darles una idea.

Sin embargo, parece que yo no me colaboro en ese aspecto. Con mi carrera, por lo menos, la gente sabía qué era traducción (ah, ¿usted es la de las cabinas en la ONU?), pero ahora, cuando digo qué estudio de maestría, se quedan por completo en blanco.

Para contrarrestar este efecto de ¿qué me habrá dicho?, (y antes de saber en qué era lo que me estaba metiendo) decidí leer un poco sobre procesamiento de lenguajes naturales y encontré un ejemplo muy bueno para explicar lo que yo iba a hacer.
Básicamente lo que tratamos de hacer es enseñarles a las máquinas nuestros lenguajes naturales (inglés, francés, español) para comunicarnos en nuestro idioma y no en el de ellas (Pascal, C++). Es decir, para que mi computador haga lo que yo quiero, no necesito ser programadora, sino que le digo “Oye, haz esto” y él me entiende (de ahí lo de procesamiento de lenguajes naturales).

Así resumidito suena simple. Pues la realidad es otra cosa muy distinta: primero, yo no estoy estudiando robótica (que es el ámbito donde se desarrolla el anterior ejemplo) y segundo, a diferencia de los seres humanos, las máquinas no tienen la capacidad de aprender tal y como lo hacemos nosotros, sino a través de instrucciones muy precisas (llamadas algoritmos). Los algoritmos están escritos en lenguajes de programación (no naturales) y las máquinas no saben hacer la equivalencia o “traducción” entre ellos.

Por esta razón, lo que nosotros tenemos que hacer es idearnos métodos para combinar la estadística, las matemáticas, la probabilística, las reglas morfosintácticas y el uso de corpus para enseñarle el idioma humano a la máquina de forma que ella lo pueda comprender. Esto conlleva estudiar a fondo el idioma (es decir, tengo que leer mucho sobre lingüística) y adquirir ciertas habilidades en programación.
Ha sido un poco difícil hasta el momento porque hay ciertos campos que no domino y es difícil expresar las ideas cuando ciertos conceptos básicos no están tan claros. Lo bueno es que he encontrado cosas interesantes en cada una de las clases que hacen que mi curiosidad se despierte y aprenda más.

En este momento estoy viendo tres clases y me gustan bastante: Tecnologías del Habla, donde vemos todas las aplicaciones del procesamiento y síntesis de voz. Aquí conocí aplicaciones que pueden reconocer textos y convertirlos en voz, asistentes virtuales, traductores etc. Fundamentos de las Tecnologías de la Comunicación Multilingüe, donde vemos varios módulos de fonética, tratamiento del habla, NooJ y estadística. Gramáticas y Diccionarios electrónicos, donde hemos visto cómo se crean las gramáticas electrónicas, los niveles textuales y las aplicaciones.
Mi ámbito de investigación continuará en la traducción audiovisual. Esta vez me centraré en técnicas de procesamiento de lenguajes naturales aplicadas al subtitulaje, es decir, hacer que las máquinas nos faciliten la labor de subtitulaje a través del procesamiento de los subtítulos. La mejor parte es que trabajaré con un programador quien será el encargado de crear el programa que necesito para modelar este trabajo.

Esa es más o menos la definición (que entiendo por ahora) de lo que es mi carrera. Ahora veamos que si me da por estudiar un doctorado…. ¿en qué terminaré metida?

La huelga

No se si ya comenté en alguna ocasión que cuando en la Universidad de Antioquia salíamos a paro o había huelgas por algo, la cosa se podía poner bastante fea. Los encapuchados, las papas bomba, los policías del ESMAD y las tanquetas hacían que una huelga se convirtiera en un campo de batalla. Eso y perder clases eran dos de las razones por la cuales yo siempre detesté salir a paro o estar en huelga.

Aquí en la Autónoma también hacen huelgas, ayer presencié una, pero debo decir que no es ni poquito parecida a los desórdenes públicos que se forman allá en Medellín.

Ayer estábamos en clase cuando sentimos a alguien hablando por un megáfono (como hablaba en Catalán, el profesor nos tradujo lo que decía y estaba convocando a la huelga por los recortes presupuestarios). El profesor nos dijo que no nos sorprendiéramos si luego tocaban la puerta y nos interrumpían la clase.

Por un momento tuve el temor de ver encapuchados, incluso, creo que tenía el oído preparado por si estallaba una papa bomba (no llegué hasta el punto de buscar a los del ESMAD porque estaba en un salón cerrado), pero lo que pasó después me impresionó bastante.

Tocaron la puerta de clase y entraron cinco o seis alumnos quienes, muy respetuosamente, pidieron permiso al profesor para poder contarnos sobre la huelga. El profesor les dijo que tuvieran en cuenta que nosotros éramos estudiantes de un máster internacional (ninguno es de España.... bueno, dos sí, pero no de Cataluña) y que no hablábamos catalán. El estudiante cambió entonces a español y nos dijo que la huelga se hacía por lo del recorte presupuestario (en estas partes yo siempre me elevo, pero logré entender que pasa lo que en todo el mundo: cuando el gobierno está corto de plata, se desquita con la educación).

Luego, nos preguntaron qué tipo de máster era ese (creo que es un master propio de la Universidad) y nos contaron que el gobierno quiere hacer que la gente pague más. Dicen que las tarifas que ellos tienen que pagar son muy altas y que no es justo porque la educación debería ser gratuita (lo que en cierta forma fue irónico porque la mayoría del máster tenemos beca erasmus y, como ninguno es español, nos cobran mucho más caro. Los no europeos somos los que más llevamos del bulto porque es a quienes más caros nos cobran) Entonces por eso, y para evitar que haya recortes en personal docente y poder seguir siendo el Centro de Calidad Internacional que somos, nos invitaban a la huelga.

Luego salieron del salón y el profesor nos dio unos minutos para que decidiéramos si queríamos seguir en clase o si queríamos ir a la huelga. Como éramos pocos y ya íbamos en la mitad de la clase, decidimos quedarnos. Así que el resto de la clase se dio sin ningún otro contratiempo.

Hoy, mis compañeros se pusieron de acuerdo para no ir a clases porque la huelga de hoy es a nivel de toda Europa. Pero eso sí, quedamos con la profesora de recuperar la clase el lunes y justo acaba de llegar el aula y el horario. Una amiga me cuenta que en la universidad hay marchas, pero todo se está desarrollando de forma pacífica (excepto lo de cerrar las facultades con sillas y mesas arrumadas).

Esto me tiene asombrada porque es un contexto totalmente diferente a lo que estoy acostumbrada (para mi huelga es sinónimo de violencia) y porque me di cuenta que la gente nunca está conforme con lo que tiene. En Colombia pelean por el derecho a estudiar (que no mucha gente tiene) aquí pelean para que les bajen las matrículas (aún cuando una gran parte de la sociedad tiene mucho más poder adquisitivo del que tenemos allá y puede acceder a estudios) y porque a los profesores no les quiten el trabajo (en Colombia pelean para que se abran puestos de trabajo).

Está bien, no es justo comparar ambas economías, pero es curioso cómo en todos lados se protesta, se quiere más, se exige (hablo de los estudiantes). No digo que sea algo malo, pero me parece curiosa la forma como a fin de cuentas, seas del primer o del tercer mundo, los comportamientos siguen siendo de simples seres humanos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Año Nuevo en Berlín

A mi me encantan las sorpresas, me encanta descubrir lo desconocido, me encanta lo improvisado (en algunas cosas, no) me encanta no saber qué me espera el día de mañana.

Gracias a esa filosofía, las cosas se me han dado muy bien. Todo es cuestión de esperar y ver.

Hasta ayer no tenía ni idea qué iba a hacer en Navidad, dónde iba a pasar esas semanas. Hoy ya tengo plan para pasar el año nuevo en nada más y nada menos que ¡Berlín!

Mi mejor amiga estará allá con unos amigos y me invitó a pasar con ellos. Estaré unos cuantos días porque yo no habría terminado semestre y el 10 de enero tengo la entrega de un trabajo bastante especial, entonces tengo que reservar parte de mis vacaciones para hacerlo.

Yo sé que para muchos será algo de rutina, pero estoy muy muy contenta porque es la primera vez que voy a Alemania (algo que es una especie de sueño familiar) y porque me voy a encontrar con una de mis mejores amigas en Europa (un sueño que teníamos desde la infancia). La emoción es tanta que no dejo de imaginarlo (y ya me está acosando la control freak que llevo por dentro para organizarlo todo). Estuve viendo que Berlín se caracteriza por tener una de las fiestas de año nuevo más apetecidas de todo el mundo. Ya veremos qué tan buena será.

Lo único que me inquieta (como buena representante del trópico) es el clima. Estuve leyendo que las temperaturas llegan muy por debajo de cero, y no estoy muy segura sobre qué tipo de ropa comprar. He leído (y me han recomendado)que compre ropa interior térmica, orejeras, una chaqueta (pero no sé de qué tipo) buenas medias y botas de nieve. El problema es que yo no tengo ni idea qué material es de buena calidad o no, y por ahora, dónde comprarlos.

Hasta el momento, mi apuesta más segura es Decathlon porque he leido que ahí se encuentra buena ropa y zapatos a buen precio. Encontré uno allí en Barcelona que me queda cerca. También leí que en El Corte Inglés se puede encontrar algunas cosas, pero me imagino que el precio será más elevado.

En fin. cualquier consejo o sugerencia me llega de maravilla. Y pues, no hace falta expresar lo emocionadísima que estoy por el viaje (anoche hasta soñé con eso y todo jeje).

jueves, 3 de noviembre de 2011

Pamplona

La tierra de los San Fermines, de los encierros y de la juerga. O por lo menos eso dicen porque estuve ahí en octubre cuando no pasa nada. Sin embargo, Pamplona es una ciudad muy hermosa, pequeña y llena de mucha historia.

Ya conté que tengo asesor de tesis, es uno de los profesores de la Universidad de Wolverhampton, donde iré el próximo año a estudiar. La idea era que yo viajara a Inglaterra para poder conocerlo, pero aprovechando que él tenía que dar una charla en Pamplona (y pensando que igual tengo que ir en enero a Inglaterra y mi tema de tesis tengo que presentarlo ahora en noviembre), quedamos mejor de vernos allí.

El viaje lo hice en tren (que es mucho más barato que un avión, pero como todo iba pago por la universidad, yo tampoco tenía mucho de dónde elegir) y debo decir que es el mejor viaje que he hecho. Son cuatro horas desde Barcelona hasta el centro de Pamplona, y el paisaje es tan cambiante y tan hermoso que es difícil explicarlo con palabras. Pasé cerca a los pirineos, que ya de por sí son toda una atracción turística y por un parque eólico que me hizo pensar en el Quijote, hasta que recordé que eso pasó en la Mancha y no en Navarra jeje.

El hotel donde me alojé también era precioso, y la vista era impresionante. Daba a todo el Parque de la Taconera, una especie de reserva natural de Pamplona. Tuve las reuniones con mi asesor, con quien organizamos el tema de la tesis y quien ya me agendó varias otras reuniones. Luego tuve unas cuantas horas que dediqué a recorrer Pamplona. Así, con mapa en mano (y esto ya es todo un progreso porque yo me pierdo dándole la vuelta a mi casa) me dispuse a caminar por Pamplona.

El clima no colaboró mucho, porque llovió bastante, pero iba bien abrigada y con buenas botas, entonces pude caminar bajo la lluvia sin problema. Luego hubo una tregua y hasta salió el sol, aunque el aire siguió frío.

Esta primera caminata fue excelente porque recorrí todo el casco antiguo. Como mi mampa traía una pequeña guía de los lugares, fui leyendo la historia de algunos. Estos fueron los que más me gustaron.

Parque de la Taconera:





Una de las entradas al casco antiguo, por la muralla:




La calle donde empiezan los encierros de San Fermín:





La plaza del ayuntamiento (la alcaldía):



Otra plaza cuyo nombre no recuerdo:



La plaza de toros donde acaba el encierro de San Fermín:



Vista desde la muralla:




Baluarte del Parque de la Taconera (un mini zoológico):



El monumento al encierro (con el cual no estoy de acuerdo por ser maltrato animal, pero vaya uno a cambiar tradiciones de tantos años)



Me sorprendió ver que hay muchos (y muchos son muchos) colombianos allí, los distinguí en la calle, en el hotel, en los restaurantes, casi me llegué a sentir en casa (obviamente sin el frío polar).

Es una ciudad hermosa que ciertamente volveré a visitar y que recomiendo totalmente.

martes, 1 de noviembre de 2011

TV adicta

Cuevana me va a matar!!

Bueno, no propiamente la página sino su contenido.

Yo tengo un serio problema, cuando me encarreto con una serie, me encarreto por completo. Me meto en la trama (así después, al ver en perspectiva, sea un fracaso total) y se me vuelve una adicción. Quiero ver más capítulos, quiero ver más sobre la serie, quiero conocer más sobre los personajes, sobre los actores, las anécdotas de grabación, si está basada en libros los quiero leer... parezco una drogadicta!

Como no me gusta la televisión de aquí de la casa (es TV Satelital, pero no logro encontrar dónde se puede poner el sonido original porque ese acento español ibérico me desespera en una serie) y como en realidad los canales que hay no son tan buenos, me volví cien por ciento seguidora de Cuevana.

Aprovecho para ver películas y las series que me gustan. Las ya canceladas Flasforward y The Event fueron series que no me perdí y cuya cancelación me dio mucha nostalgia. Sigo fiel seguidora de The big bang theory, quienes esta última temporada se han descachado en algunos episodios, pero el último que vi ya me gustó bastante. También he descubierto unas series muy entretenidas de las cuales ya soy seguidora (no me pierdo ni un sólo capítulo).

Fringe:

Una serie sencillamente excelente, recuerdo que en algún lado leí que era la heredera de The X Files y definitivamente es verdad, incluso los supera. Antes de viajar me vi las cuatro temporadas, por lo cual ahora estoy en el suplicio de esperar los capítulos que van saliendo. Me encanta la idea de una ciencia extrema que pueda crear (o explicar) ciertos fenómenos considerados paranormales.




Pretty Little Liars:

No pensé que me volvería a gustar algún drama adolescente desde el choque que tuve al ver Crepúsculo y, aunque ya vi que los dramas adolescentes tienen a tener un transfondo tonto, esta serie atrapa por el sencillo hecho que tiene una dosis alta de misterio: ¿quién es el asesino de Ali?. También me gusta (y aquí habla la adolescente en mi) porque sus protagonistas parecen modelos de ropa, zapatos y cuanto accesorio esté de moda, lo que me ha dado algunas ideas para añadir a mi vestuario jejeje. Averigüé también que la serie está basada en algunos libros y ya lo estoy buscando porque definitivamente los quiero leer (aparte que me puede ayudar para mi trabajo de tesis... y es en serio).




Two and a half men:

Esta serie no es nueva, y ya la veía en Colombia, pero desde que despidieron a Charlie Sheen, me ha entrado más curiosidad por ver los capítulos que no me había visto antes. Por eso, en este momento estoy desatrasándome de las temporadas anteriores.



Voy empezando la segunda temporada... y debería estar preparando una exposición que tengo mañana... ah la adicción!!

Viejos verdes

Desde que llegué aquí me di cuenta que soy un imán de hombres.....

....de hombres viejos y desesperados!!!

Los Europeos tiene fama de ser fríos y distantes en sus relaciones sociales y aunque estoy en España, que se considera la américa latina europea, sí es cierto que las relaciones tienden a ser un poco menos "cálidas" que allá.

La forma en que los hombres se comportan también tiende a ser un poco más distinta. Los famosos piropos obreros han disminuído considerablemente, o se han reemplazado con otros cuyas palabras no entiendo (pero aún así, no es la misma intensidad de los de allá).

Yo supuse que aquí los hombres iban a ser menos "abiertos" que allá, y de cierta forma lo son, pero oh sorpresa que me encuentro que hay un grupo de hombres muy abiertos, lanzados... y honestamente, desagradables: los viejitos.

Me pasó la primera semana que llegué, un viejito me dijo algo, pero como yo iba enfocada tratando de encontrar una dirección, no le presté atención (y luego la conciencia me remordió porque pensé que era un hombre inocente que quería preguntarme algo inocente).

Luego me volvió a pasar otras veces en mis idas a Barcelona, viejitos se me acercaban por la calle preguntandome quién era, qué hacía, dónde vivía y que si quería tomarme algo con ellos (y nótese que mi cara de espanto y paranoia crecían minuto a minuto).

Luego me pasó con otro viejito francés, a quien le tomé una foto y cuando me iba despedir le dije: "Espero vernos en el futuro" y me responde "Ok, veámonos esta noche" (¡buen intento!).

Luego me pasó aquí, saliendo de mi casa. Los señores de la casa iban a caminar y yo me pegué a la caminata. Al frente de mi edificio están los contenedores de basura y mientras ellos iban a botar la basura, yo me quedé de este lado de la calle. En ese momento se me acercó un viejito y me preguntó algo; como yo iba con mis audífonos puestos, me los quité para ver qué quería y sale con el siguiente discurso: "¿Pero qué hace una niña tan linda como tu por aquí?, ¿quieres compañía?" (con cara de coquetón) y yo puse cara de "guacalas" y le señalé al señor de la casa que estaba en la otra acera (y quien también es un viejito, entonces creo que el mensaje que envié fue: ya tengo mi viejito del día....), pero sirvió porque me quité al otro de encima (puso una cara tan chistosa, como... juemama! me voy antes que me casquen!).

El señor de mi casa me preguntó qué había pasado y le conté, me miró y me dijo: "Vaya, pero ese viejo se ha chiflado... aquí los hombres mayores no hacen eso"... No sabía si reirme o llorar!

En fin, otro de los cambios, anécdotas, misterios y demás de la vida por estos lados, es la increíble cantidad de viejitos que quieren cortejar a las jóvenes. A mis amigas ya les ha pasado y alguna vez cuando lo comentábamos, otro amigo español nos dijo: "acostúmbrense, ese es el deporte de los abuelitos,, pero mientras los ignoren, no hay problema"... yo sólo pensaba: guácalas, viejos verdes!

Un poco de todo

Eso de que me quedo bloqueada para escribir, al parecer no eran nervios por el viaje. Estoy completamente en blanco. Tengo en la mente mil cosas y no se me ocurre cómo empezar a contarlas. Vamos a ver si haciendo un recuento logro desempolvar un poco mis letras y me desatraso un poquito.

Vivir en España ha sido muy agradable, como no traía expectativas, todo ha sido un descubrimiento. He tenido mis momentos buenos, también mis momentos malos, pero nada del otro mundo y todo lo he sabido sobrellevar.

Anécdota suelta, ya empezó el otoño y hay días que hace mucho frío, y resulta que el frío hace que me duela la cabeza y duerma más de lo normal. Claro que ya mi mamá anda con paranoia que puede ser anemia, pero creo que es simplemente mi cuerpo acostumbrándose al cambio de temperaturas.

También cambió el horario, se retrasó una hora, pero aparte de retrasar mi reloj, no he notado tampoco ningún cambio con eso. Igual, me levanto y me acuesto tarde.

He visitado varios pueblitos y ciudades cercanas, una de ellas fue Tarragona, el pasado octubre. Es una ciudad hermosa, tiene ruinas romanas (que honestamente no entendí mucho, pero bueno... son antiguas y se conservan relativamente bien)y una vista preciosísima hacia el mar (esta fue la parte que más me gustó). Allí pasé un día muy agradable recorriendo la ciudad.




Un cambio grande que he tenido respecto a Colombia han sido las caminatas. Viviendo allá, cuando alguien nos visitaba, yo siempre hacía de guía turística y casi siempre les mostraba la ciudad a pie... pero hasta ahí llegaba mi amor por las caminatas. En mi vida diara yo era la niña taxi, en su defecto, bus. Todo lo que tuviera cuatro ruedas (no dos porque le tengo pavor a las motos) estaba perfecto para mi. Aquí sin embargo, los taxis son carísimos (aunque eso depende, el día que iba para Pamplona, habría pagado lo que fuera para que me llevaran al tren bajo esa lluvia, luego me enteré que no era tan caro) y por supuesto no puedo darme el lujo que me daba allá en Colombia. La parte buena es que el sistema de buses y trenes es excelente, la parte mala, es que todas las paradas quedan como a 10 minutos caminando desde mi casa (como extraño esos días en que podía parar el bus en cualquier parte de la calle y no tenía que caminar hasta la parada jejeje). Sin embargo, este ha sido un cambio para bien porque por lo menos hago algo de ejercicio y ya noto que resisto mucho más caminando.

Otro de los paseos a pie fue una caminata que hice con unos compañeros por Barcelona, de Norte a Sur. Empezamos en el Parc Güell, un parque que donó el arquitecto Gaudí a la ciudad de Barcelona (sí, este señor que tenía una imaginación increíble, y el cerebro lleno de formas geométricas y colores).



Luego caminamos hasta la Sagrada Familia, una iglesia que llevan construyendo hace casi un siglo, cuya ornamentación y detalle son increíbles. Sin embargo, no he entrado porque ya pasé muchos años de mi vida en iglesias y ciertamente no voy a pagar para entrar a otra, por muy bonita y muy patrimonio arquitectónico que sea (los entendidos, mejor ni lean esto).



Luego caminamos hasta la Plaza de Toros (que ya expiró como escenario de corridas de toros puesto que ya están prohibidas aquí en Catalunya) y por último a uno de los parques urbanos más lindos que he visto en mi vida "Parc de la Ciutadvella"(y yo que andaba toda orgullosa de los parques de mi ciudad jeje).





En noticias relacionadas con mi maestría, debo decir que estoy muy contenta porque ya tengo tema de tesis y asesor, pero ese es un cuento largo, así que lo dejo para después.

Hoy estoy medio enguayabada por la fiesta de halloween de ayer. Me parece curioso que aquí no se celebra con tantos ánimos como allá. Ya expliqué que en Colombia el halloween es la fiesta donde "todo se puede". Resulta que aquí no están tan infuenciados por los estadounidenses... y eso que Barcelona es capital turística de Europa... pero bueno...vamos a ver cuánto les dura.

Bueno, a la final no estaba tan bloqueada para escribir. Sólo estoy falta de práctica :)

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